Propuestas para entender y transformar la realidad


SUFRIMIENTO, EXPERIENCIA DE INJUSTICIA Y RECONOCIMIENTO

La relación de reconocimiento es una relación que se traba entre individuos, pero el reconocimiento social siempre está determinado por las relaciones sociales que imponen los roles determinados y obligan a intentar hacerse reconocer en estos roles” (RENAULT, 2000, pg., 33)

 

INTRODUCCIÓN

 

Ya en el diccionario de la RAE nos encontramos con que el término de reconocimiento es definido como la “acción de reconocer o reconocerse”. Pero reconocer tiene a su vez varias acepciones, entre las que destacamos tres: 1) examinar algo o a alguien para reconocer su identidad, naturaleza o circunstancias; 2) establecer la identidad de algo o de alguien; y 3) examinar a alguien para averiguar el estado de salud o para diagnosticar una posible enfermedad.

 

Dicho término es fundamental para dilucidad como se encuentra la Teoría Crítica de la sociedad.. Antes de continuar quisiera comentar el hecho de como se realiza mi encuentro con dicha teoría. La realidad es que al terminar mi estudio sobre el nuevo derecho de la Renta Básica, cayó en mis manos un pequeño ensayo de Emmanuel Renault que lleva por título Mépris sociale. En dicho ensayo se fundamenta una nueva ética: la Ética del reconocimiento. Dicha ética incidía e incide en las relaciones sociales entre individuos y sus consecuencias en la sociedad contemporánea. Y dicho pequeño ensayo es que me conduce a conocer la obra de Axel Honneth y su teoría del reconocimiento.

 

Pero todavía existe otra anécdota más que sucedió hace unos años en una discusión con un pensador “habermasiano”; en dicha discusión se llega a minusvalorar a Axel Honneth afirmando que su teoría del reconocimiento estaba invlidada para el estudio de la sociedad. Yo ya me encontraba en aquél momento inmerso en un ensayo de Emmanuel Renault que me parece paradigmático y fundamental para el estudio de los conflictos que se suceden en nuestras sociedades contemporáneas.

 

Pero por qué un pensador de ascendencia marxista no solo recoge las tesis de Honneth, sino que al mismo tiempo imbrica la “teoría del reconocimiento” en el engranaje de un “marxismo renovado”, que incluso se acerca al concepto marxista de alienación para reintroducirlo en la teoría sobre la sociedad, un término vilipendiado por el Diamat y por el “estructuralismo marxista”. Para entender lo dicho atengámonos al mismo Renaul cuando se refiere a Honneth

 

Después de haber elaborado su teoría del reconocimiento, ha continuado reclamándose de una tradición más amplia que la de la Teoría Crítica, donde Marx ha figurado siempre como un elemento central; en la Lucha por el reconocimiento se trata de la tradición que busca pensar la evolución de las sociedades desde el punto de vista de los conflictos con los componentes normativos de Marx, Sorel y Sartre serían los máximos representantes: en artículos ulteriores, se trata de la tradición del hegelianismo de izquierda, iniciado por los jóvenes hegelianos, que se trataría de renovar hoy bajo la forma de un neohegelianismo” (RENAULT 2009)

 

Pensar la Justicia

 

La teoría del reconocimiento pretende crear las bases de una nueva teoría crítica de la sociedad. Se piensa que esta posibilidad se debe al hecho de que el “actuar comunicativo” es insuficiente para una sociedad que se cimenta en el conflicto. Y además se parte de las tesis defendidas por E. Renault de que el estudio de la injusticia y de la justicia presupone necesariamente la lucha por el reconocimiento. Para Honneth existe un vínculo entre justicia y reconocimiento que considera que es empírico y lógico- Pero hay que ir más allá

 

No buscamos contestar a estos dos argumentos, sino más bien añadir éste: si es legítimo estudiar la justicia y la injusticia en términos de reconocimiento, es sobre todo ya que el concepto de justicia presupone el concepto de reconocimiento. En otros términos, el vínculo de la justicia y el reconocimiento no es solamente jurídico y lógico, es igualmente cualitativo” (RENAULT, 2004, pg., 57)

 

Tanto Honneth como Renault parten del hecho de que los conflictos parten de la experiencia de la injusticia como motor de las reivindicaciones y reconocimiento para llegar a una concepción de lo que tendrá que ser la Justicia Social, que se diferencia tanto de la concepción de Rawls como de la concepción de Habermas. Para entender lo dicho hay que contextualizar la teoría y a la vez incardinar dicha teoría del reconocimiento en su tiempo. Honneth publica su Lucha por el reconocimiento en 1992; y el primer ensayo de Renault (Mépris social) se publica en el 2000. El mundo ha cambiado y el Estado de Bienestar hace aguas. Triunfan aquellos que, como Hayk, defendían que “en el caso de la Justicia Social estamos simplemente en presencia de una superstición casi religiosa”

 

En 1990 comienzan las “guerras balcánicas” y la URSS entraba en barrena. Se desintegran, por tanto los Estados plurinacionales y se reconoce el “derecho a la autodeterminación” en determinados países como el Kosovo. Lo que creíamos que no volvería a ocurrir aparece de nuevo en las puertas de Europa. Por su parte el estalinismo (mal llamado “socialismo real”) se derrumba como un castillo de naipes, y como proclamaba una dirigente política de los años 80, parece una realidad que “ya no hay alternativas”.

 

La caída de los países del Este y su reconversión capitalista era un eslabón más para que apareciera un mundo ideológico, pero no sería el último eslabón. Es así que, como consecuencia de la caída de la alternativa, se profundiza el ataque a los derechos sociales que permite la desaparición del pacto keynesiano de posguerra y el triunfo delirante del neoliberalismo

 

El neoliberalismo es el modo de gestión del capitalismo que apunta a liberar las fuerzas del mercado de as coacciones colectivas utilizando la competencia como principio de orden de la sociedad” (CABANES, 2021)

 

La cuestión social queda minimizada, por no decir invisibilizada, ya que a partir de los 70y, por otra parte, durante dicho período la izquierda queda subsumida dentro de paradigma del “pensamiento único” y a lo sumo se convierte en el apédice izquierdista del neoliberalismo.

 

Sin embargo, a partir de la década de los 90 vuelve el conflicto y se abre un nuevo abanico de revueltas, pero el paragua de las clases sociales va desapareciendo. Más bien se atisba lo que se conoce como los Nuevos Movimientos Sociales. Dichos NMS acabarán por enseñarnos que la injusticia conduce a una lucha por el reconocimiento

 

[la filosofía política] debería orientarse de una parte en la vía de una fenomenología de las experiencias negativas cuidadosa de dar cuenta de las diferentes dimensiones de estas diferencias, identificando los cuadros institucionales y los procesos sociales que explican los desajustes de las experiencias de reconocimiento por relación con los contextos sociales” (RENAULT, 2017, pg., 14)

Es verdad que a partir de la década de los 90 vemos un flujo de contestación del neoliberalismo, pero todas estas luchas de los movimientos sociales parten de una experiencia negativa. Ya la Huelga a Alain Juppé en 1995 se produce ante un ataque del gobierno a los “Servicios Públicos”, pasando por la lucha de los “sin” que reivindicaban la palabra y el intento de ocupar el “espacio público” (normalmente ocupado por otra clase social), hasta la rebelión de la banlieu, ya en el siglo XXI, donde los excluidos (la tercera generación de migrantes franceses) reivindicaban la ciudadanía. Si tuviésemos que buscar un principio que englobara estas luchas lo encontraríamos en el principio de egalibertad desarrollado por Etienne Balibar (BALIBAR, 2010, pg., 281 y ss)

 

En todas estas luchas o incluso en lo que significó el estallido de “aire fresco del 15M, se produce una negación, una experiencia negativa. Centrándome en el movimiento de las plazas diremos que fue la expresión máxima de lo que significa la ocupación del “espacio público” y la máxima expresión también de la experiencia de injusticia de los “sin” y de los precarios en el Reino de España; fue la experiencia de la “nueva pobreza”- los trabajadores pobres o de aquella Juventud sin Futuro- que tenían cercenado sus derechos sociales, experiencia negativa que les llevó a la reivindicación y a las luchas pues

 

Frente a este modelo de capitalismo basado en la expeculación, se debe reivindicar que el acceso a la vivienda digna, entendido como alojamiento y no como propiedad, sea un derecho universal, reclamable y equiparado a otros derechos fundamentales como la educación p la sanidad” (JSF, 2011, pg., 35)

 

Experiencia de la Injusticia

 

La lucha por el reconocimiento encuentra su punto de partida en una decepción, en una negación y desprecio. Se da una experiencia injusta de algo vivido. Es decir que por experiencia de la injusticia

 

entendemos precisamente, de un lado un sentimiento de injusticia que resulta de la no- satisfacción de las esperanzas normativa de los que sufren la injusticia, de otra parte, un conjunto de reivindicaciones y de tendencias prácticas, dirigidas contra los factores identificados como causas de la injusticia bien contra el individuo que la sufre”(RENAULT, 2004, pg., 35)

 

Lo vivido no lleva necesariamente al sentimiento de injusticia (ver F. !). Ahora bien adoptar el punto de vista de la injusticia supone tomar partido por todos aquellos que sufren. En realidad es estar con los de abajo y luchar porque dicha injusticia se transforme en una “lucha por la justicia”. Ya que dicha experiencia de la injusticia nos llega a afectar en nuestra existencia y nos induce a una dinámica reivindicativa. Teniendo en cuenta, además que el “mal priva a las víctimas de expresar la injusticia que sufren” (RANCIÈRE,1995)

 

La lucha por el reconocimiento nos conduce a un cambio de perspectiva, ya que se parte de la mirada de las víctimas y no de alguna concepción abstracta de la justicia que sale de una simulación ideal de una sociedad justa. Desde esta perspectiva se comienza por la realidad concreta. Es decir que siguiendo a Renault podemos afirmar

 

Nuestra percepción del mundo depende de nuestra posición social y de nuestras disposiciones prácticas. Va lo mismo de nuestra percepción de la justicia y de la injusticia, como lo han señalado las epistemologías feministas del “punto de vista”” (RENAULT 2004, pg., 44)

 

Figura 1

 

 

                                                                  Experiencias normativas

                                                                         decepcionadas

 

 

 

 

vivido                                                                                                                              Experiencia de injusticia

(de una situación                                                                                                                 (vivido+ sentimiento de injusticia)

injusta)

 

 

 

 

 

 

                                                                              

      Dinámica práctica                                                                Dinámica normativa

 

En los 90, como hemos visto, de nuevo emerge la “cuestión social” pero lo hace a pesar del “sindicalismo oficia” y con los nuevos movimientos sociales, en especial los excluidos y los parados. Emerge el punto de vista del “parado de larga duración”, ya que el problema social no podía aparecer más que de la mano de los que sufren aquella sensibilidad de estar fuera. Si hay alguna característica que distingue a estos movimientos es la de no estar representados por las instituciones como los sindicatos. Emergencia que necesita del espacio público, ya que allí es donde “el sufriente” escucha al otro, a sus pares y puede entender la mirada del otro, o incluso la mirada sobre el otro.

 

Pero al mismo tiempo esto puede producir un nuevo tipo de acción colectiva que es lo que supuso el movimiento de los parados en 1995. Son los “años liberales con una ofensiva frontal por parte la UE hacia los servicios públicos”. Es un cuestionamiento que proviene ya desde comienzo de los 80 y que van a corroer los cimientos del Estado del Bienestar. E. Renault analiza dichos movimiento, salidos de experiencias negativas producidas por las instituciones. Ya que si las relaciones humanas son intersubjetivas, relaciones que piden y desean el reconocimiento del otro, esto se realiza mediatizado por las instituciones.

 

Ya que la idea de reconocimiento parece designar en primer lugar una relación del Yo y del Tu y que el problema de la injusticia enfrenta signos hacia las instituciones” (RENAUL, 2004, pg., 179)

 

Nuestra actividad esencia requiere la comunicación y a la vez un reconocimiento intersubjetivo que necesita a su vez de la institución, lo que se consigue con normas. Los individuos nos sometemos a normas e instituciones, y aquí nos adentramos en el debate jurídico. Y lo que puede suceder que dichas normas conduzcan a experiencias de injusticia, ya que que aquellas pueden incidir en la violación de derechos. En este sentido se puede describir tres tipos de reconocimientos (Figura 2

 

1) Reconocimiento despreciativo que puede tomar tres formas que corresponden a dos experiencias diferentes, la experiencia de la desvalorización y de la estigmación,

2) Reconocimiento desplazado que puede llevar al desconocimiento, la invisibilidad o la supervisibilidad,

c) Reconocimiento insatisfactorio que se refiere a la identidad y que puede ser un reconocimiento inestable (entre diferentes roles), y reconocimiento divisivo o enriquecedor (RENAULT, 2017, pg.s 169)

 

Figura 2: Tipos de negación del reconocimientos

 

Vectores Institucionales

Identificación y evaluaciòn del asociado de acción

Movilización de Subjetividades

Construcción Identitaria en la solución

Géneros de Negación de Reconocimiento

Reconocimiento Despreciativo

Reconocimiento Desplazado

Reconocimiento Insatisfactorio

Especies de Negación de Reconocimiento

+Desvalorizante

+Descalificante

+Estigmatizante

+Desconocimiento

+Invisivilización

+Sobrevisibilización

+Inestable

+Divisivo

+Enriquecedor

 

 

Sufrimiento Sociales

 

Todas estas experiencias negativas del reconocimiento pueden llevar al sufrimiento social, ya que la “dimensión subjetiva de la experiencia (los prejuicios subjetivos) es indisociable del contexto social en el que está insertada esta vivencia” (RENAULT, 2022)

 

Los Nuevos Movimientos Sociales nos hacen recuperar la noción de sufrimiento y esto se vió en la Lucha de los “sin”. Los “sin papeles”, los “sin empleo”, los “sin alojamiento”, los “sin tierra”. Los “sin” son los excluidos y desfavorecidos de la crisis de final de siglo que ante la pérdida de derechos y con un pie fuera, al sufrir vidas degradantes, luchan de una forma distinta a como lo hacían los sindicatos de clase

 

Estas luchas no se contentan con reclamar que sea reconocida una cierta categoría de la población, lo que ya está reconocida a los otros (salvo en el caso de los “sin- papeles”). Expresan igualmente las exigencias de reconocimiento universal (reconocimiento de un derecho al trabajo o de una renta decente) cuestionando de manera general el orden social que restringe la aplicación de estos derechos” (RENAULT 2004, PG., 329)

 

La noción de sufrimiento no es nueva y E. Renault la recupera del glosario socialista. En su último texto realiza un recorrido desde la revolución haitiana hasta los socialistas utópicos para terminar con Engels y Marx. El sufrimiento nace ya con el movimiento obrero (y todo lo que significó “las leyes de los pobres” durante el siglo XVIII y XIX), ya el mismo Engels en 1844 escribe La situación de la clase obrera en Inglaterra y en sus últimos años también publicó la Contribución al problema de la vivienda. Pero incluso un romántico como Victor Hugo nos dejó la impresionante obra de Los Miserables (donde describe la vida cotidiana, lucha y sufrimiento de las clases bajas. Ya en nuestra contemporaneidad nos encontramos la impresionante obra de E. P. Thompson que lleva por título La formación de la clase obrera en Inglaterra. Dicha obra nos relata la historia del movimiento obrro de las islas, donde el hilo conductor es la miseria y el sufrimiento para llegar a la Conciencia de Clase.

 

El sufrimiento no sería otra cosa que la forma de representar nuestros obstáculos o dificultades sociales, diríamos más el mal vivir de los sufrientes: Aquellos que se convierten en un ejército (de sufrientes) cuando luchan desde la injusticia para conseguir un reconocimiento social. Es la historia de Maud Watts, la protagonista de Las Sufragistas. Maud Watts es una madre trabajadora en aquellas empresas lugubres de la Inglatera (Revolución Industrial). Una madre que acosada por el patró va adquiriendi conciencia gracias al movimiento sufragista. Pero dicha lucha le acarréa el ser repudiada por el marido, que le acaba arrebatando a su hijo. La mujer vive un “doble sufrimiento” que le conduce a la miseria y a tener una dura experiencia de injusticia.

 

El sufrimiento normalmente va vinculado a la pobreza y a la desigualdad. La pobreza crea vulnerabilidad y degrada la vida de los obreros, como ya relataba Engels que describe el alcoholismo y como se puede llegar a la delincuencia. Son síntomas que permiten la dominación y/o la explotación

 

Dominación y pobreza son realidades parcialmente independientes y parcialmente imbricadas. Independientes en la medida en que ciertas formas de dominación se refieren a los individuos económicamente privilegiados (como hoy la dominación de género, y más raramente la dominación de raza, mientras que algunas formas de pobreza extrema se caracterizan por una cierta exterioridad en aquello que constituye el cuerpo de dominación de clase” (RENAULT, 2022, PG., 48)

 

La pobreza crea vulnerabilidad, sobre todo cuando dicha pobreza es estructural pues crea desigualdad y exclusión social. Por supuesto cuando hablamos de este tipo de pobreza pensamos que proviene de la explotación y la dominación, no es algo natural sino que es un constructo social que se subsume una negación ya que produce injusticia, por lo que no es fácil que se transforme en lucha política. Por esto mismo las luchas contra la dominación se pueden convertir en luchas contra el sufrimiento producido por la pobreza. El problema reside en que las sociedades pueden llegar a insivilizar el sufrimiento o bien pueden ofrecer modos de representación de nuestro sufrimiento que obstaculicen que podamos expresar dicho sufrimiento. Si seguimos la teoría del reconocimiento desarrollada por E. Renaul vemos que

 

La idea del sufrimiento social supone la conexión de una realidad psicológica, el sufrimiento y de un elemento social. Por lo mismo no dice nada sobre la naturaleza del sufrimiento en cuestión, ni sobre la naturaleza del enlace que los conecta No hace, en definitiva, más que plantear tres cuestiones y son numerosas las concepciones que pueden resultar de las combinaciones de las respuestas” (RENAULT 2022, pgs., 56-57)

 

El tiene una dinámica, para explicarnos esto E. Renault recurre a la psicología, en especial a Freud, ya que nos habla de “mecanismos de defensa” que implementan al ser humano. Así el ser humano tiene la capacidad de transformar el sufrimiento en placer o incluso puede valorizar el sufrimiento que surge de determinadas actividades. Podemos afirmar que gracias a la psicodinámica del trabajo podemos llegar a realizar las transformaciones del sufrimiento. Freud en estos casos nos habla de la sublimación. Esta dinámica que lleva a la lucha moviliza lo que Freud denomina “defensas”. Y Renault lleva esta concepción al terreno de lo sociales

 

El contexto social solo puede ofrecer al yo los medios para luchar contra el sufrimiento en los diferentes estadios de su mutación; poniendo a su disposición instrumentos de apropiación (sufrimiento normal), las defensas (sufrimiento patógeno) y los modos de integración social de la locura (sufrimiento patológico” (RENAULT 2022, pg., 224)

 

En el sufrimiento social nos encontramos diversas causas como son factores sociales y a la vez dinámicas psicológicas. Por decirlo de otra forma en el sufrimiento social designa una imbricación de lo psíquico, lo social y lo biográfico. Por tanto podemos decir que en todo lo social nos podemos encontrar con una trayectoria del sufrimiento, es decir que hay un recorrido social del mismo que puede acabar en determinadas formas de humillación y degradación que no son otra cosa que negación de reconocimiento.

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

Balibar, Ëtienne, La proposition de l’égaliberté, PUF, París 2010

Cabannes, Michel, Le néoliberalisme et la democratie degradée. Les Possibles nª 27 Printemps 2021

Renault, Emmnauel, Mépris social. Éthique et politique de la reconnaissance. Poches de résistence, Paris 2000

Renault, Emmanuel, L’expérience de l’injustice. La Découverte, París 2004

- Reconnaissance, conflit, domination, CNRS EDITIONS, Parí 2010

- Sufriments socials. Sociología, psicología i politica, Alfons el Magnánimim,

Valencia 2022

Conferencia leída en el Seminario de GIBUV en Octubre de 2022